Cuenta regresiva en el Vaticano
La chimenea que anunciará al nuevo Papa ya está lista

Desde lo alto de la Capilla Sixtina, el humo volverá a hablar. Cada mañana y cada noche —excepto el 7 de mayo, día inaugural del cónclave— una señal se elevará al cielo vaticano: humo negro si no hay acuerdo, humo blanco si, finalmente, se ha elegido al sucesor del papa Francisco.
Este viernes, los bomberos del Vaticano comenzaron la instalación de la emblemática chimenea, la misma que —como en 2013— será la encargada de anunciar al nuevo líder de la Iglesia Católica. El cónclave arrancará el miércoles 7 de mayo, en un clima cargado de expectativa y bajo estrictas normas de aislamiento y confidencialidad. Solo 133 cardenales electores, encerrados en la Capilla Sixtina, decidirán quién será el 267º sucesor de San Pedro.
El protocolo es milenario, pero no pierde su mística. Tras cada doble ronda de votación, las papeletas se queman en un horno especial. Si no hay acuerdo, se agrega una mezcla de perclorato de potasio, antraceno y azufre para teñir el humo de negro. Cuando se alcanza la mayoría de dos tercios (ahora 89 votos), el humo blanco anuncia que hay nuevo Papa. Fue este mismo conducto el que el 13 de marzo de 2013 reveló al mundo el nombre de Jorge Mario Bergoglio: el papa Francisco.
Experiencia, edad y proyección: ¿cómo es el perfil del próximo Papa?
Los cardenales con mayores posibilidades de ser electos suelen compartir un conjunto de características que los posicionan como papables.
En primer lugar, cuentan con una extensa trayectoria dentro de la Iglesia, generalmente tras haber ocupado cargos clave en diócesis relevantes o en el propio Vaticano, como la conducción de importantes dicasterios. También influye la edad: se considera que la franja ideal oscila entre los 60 y 70 años, ya que ofrece el equilibrio justo entre vitalidad y madurez para un pontificado activo, pero estable.
A eso se suman habilidades personales como el liderazgo, la capacidad de comunicación y una visión eclesial que logre tender puentes entre las diversas corrientes internas del catolicismo. Aunque no existen reglas escritas que delimiten el perfil, la tradición pesa: desde el siglo XV, todos los pontífices han sido cardenales antes de su elección.
Dos cardenales han comunicado que no asistirán por razones de salud: el español Antonio Cañizares y el bosnio Vinko PuljiÄ. Con su ausencia, el número de votantes se reduce a 133, ajustando también la mayoría requerida.
Mientras los cardenales van llegando a Roma y la Capilla Sixtina se blinda, la atención del mundo vuelve a posarse en una pequeña chimenea. En ella se esconde, una vez más, el destino espiritual de más de mil millones de católicos.